El convento de la Purísima Concepción de Alhama de Granada
(1612-2012)
26 de octubre de 2012,
conmemoración
del
Para más información sobre
documentos y bibliografía citados en esta conferencia véase RAYA RETAMERO, S.: Historia eclesiástica de Alhama de Granada
(Siglos XV-XX). Grupo de investigación HUM-594 de la Consejería de
Educación de la Junta de Andalucía, Granada, 2000.
Desde
la conquista de Alhama hasta el siglo XIX se establecieron en la población, al
menos, seis congregaciones religiosas, teniendo cada una distinto origen y
evolución, inmersas en negocios muy parecidos a los del siglo: administración
de bienes, rentas, censos, riquezas, pleitos, escándalos...; por un lado, pero por
otro, fueron verdaderos espacios de oración y recogimiento.
De
tal manera que podemos decir que el rango e importancia de una ciudad también se puede medir por el
número de recintos o espacios conventuales que contiene. Al mismo tiempo, la
estructura social quedó patentizada en la estructura conventual y en la dote
con la que profesaban cada una de las religiosas; si bien la pobreza no fue
nunca obstáculo para el ingreso en el convento; ya que siempre se hallaba un
alma generosa que podía satisfacer el estipendio necesario. Asistimos en la
Alhama de los siglos XVII y XVIII a una gran exaltación de la vida religiosa
que se trasluce en la vida real en compromiso espiritual.
La
erección de los conventos alhameños se produce en la misma Reconquista con el
establecimiento de los franciscanos y se desarrolla en plena época barroca,
caracterizada ésta por un gran impulso constructivo en la ciudad; se ubicaban
donde la orografía y el espacio urbano lo permitieron. Fueron las Clarisas las
únicas que fundaron intramuros, casi en su
centro, en unas casas donadas junto a la iglesia parroquial, frente a la
plaza pública, desde las cuales se podrían contemplar, seguramente, las fiestas
y regocijos que el concejo organizara en aquel lugar, o los autos
sacramentales. El resto de las fundaciones se suceden en el espacio inmediato
al recinto urbano, extramuros: Carmelitas y Franciscanos Alcantarinos.
El
espíritu y el espacio religioso de Alhama en el momento de la fundación. Se
plasma en dos realidades bien definidas:
Las devociones marianas. Proliferaron en esta época en Alhama numerosas devociones marianas y
monumentos al Patrón San Francisco de Paula, desde el siglo XVI al XIX.
Recopilado todo ello en el siglo XIX por el párroco Federico Antonio Sánchez de
Gálvez. Para salvar tan bello libro hicimos una edición facsímil del libro de Recuerdos marianos, prologado por don
Antonio Cañizares y cuyo original, a pesar de todos nuestros intentos, por
recuperarlo para el archivo de la parroquia, finalmente desapareció.
Es
el Barroco el momento del punto álgido en el florecen tantas tradiciones que
con el transcurrir de los años fueron mezclando vivencias reales con el deseo y
después se fundieron paulatinamente con la leyenda. Humilladeros en sus calles,
imágenes y cruces en las puertas de entrada a las casas particulares, cruces
conmemorativas en el campo. Erecciones todas que canalizaban el espíritu y
fervor religioso de aquella sociedad Moderna, estamental, impregnada por un
arraigado espíritu religioso.
Las festividades religiosas. En las que participó en gran concurso la
población, pero fueron tuteladas por el concejo desde las primeras centurias de
la Edad Moderna, en lo que a su expresión material y desarrollo solemne se
refiere, sin duda, por el regocijo y relajación de ánimos que estas
festividades, como las civiles, suponían para la población. Es por ello que el
cabildo designaba también a los caballeros capitulares encargados de su
organización, los comisarios,
encargados de dar el mayor esplendor a los actos; unas veces nombrados días
antes de la celebración, otras en los mismos cabildos de año nuevo, así lo
hemos constatado a lo largo de los siglos XVI-XVII. Muchas de ellas tendrán su
continuación en los siglos XVIII y XIX; otras serán de nuevo nacimiento...
Tras la conferencia en el convento |
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