La descripción que este viajero alemán, de Leipzig, Diego Cuelbis hace del territorio español y andaluz es sumamente interesante. Porque ofrece un cúmulo de datos ilustrativos y descriptivos de una sociedad en el medía de nuestro Siglo de Oro. Siguiendo su narración, sabemos que penetró en España por la frontera francesa, cruzando el Bidasoa, en la primavera de 1599, el 14 de mayo, en compañía de un amigo y de un sirviente español.
Señaló Domínguez Ortiz el castellano defectuoso por él utilizado; como el lector no tardará en notar en la transcripción, al emplear expresiones gramaticales con una incorrecta concordancia de género y número, así como construcciones sintácticas equiparables a las de su lengua materna, circunstancias nada reprochables ya que escribía en español, un español perfectamente inteligible. Tal circunstancia es prueba fehaciente de la difusión de nuestra lengua.
El manuscrito se conserva en la British Library de Londres, con el número 3.822, entre otros manuscritos españoles de la época. La copia, que se conserva en España en la Biblioteca Nacional de Madrid, obedece a la que Pascual Gayangos ordenó se hiciera de la anterior, respetando de la misma -incluso- la paginación antigua, debidamente señalada en la copia, con el número 18.472 y de la que se encuentran ausentes los dibujos del original.
Hasta Andalucía llega por Ayamonte. Se detiene principalmente en las poblaciones de solera con detalladísima información; aunque también describe las de menor entidad. Calles, plazas, iglesias, puertos, inscripciones conmemorativas, comidas, precios, etc., son recogidas todas con detalle. Igualmente en las de menor entidad, también recoge datos, sin duda interesantes para un mejor conocimiento de la realidad de las poblaciones andaluzas del Siglo de Oro.
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