domingo, 15 de julio de 2018

La iglesia del prioradgo de San Benito de Alhama. Salvador Raya Retamero

La Orden Militar de Calatrava tiene sus orígenes en la génesis en el siglo XII, en 1258, con motivo de la defensa de la población de su nombre de los almohades. Desde el siglo XIII, Almagro se convirtió en capital del Campo de Calatrava, con cuarenta y tres poblaicones dependientes, recibiendo donaciones y privilegios y disfrutando de gran influencia, hasta que el maestrazgo de la Orden fue anexionado a la Corona en 1489, después de morir el último maestre, D. García de Padilla (MADRID MEDINA, A., “Almagro, cabecera de la Orden de Calatrava” en Historia de Almagro: ponencias de las III, IV, V y VI Semanas de Historia, Ciudad Real, Diputación de Ciudad Real, 1993, p. 116).

Véase Historia General de Alhama y los cinco lugares de su jurisdicción..., vols II, pp. 99-102.

jueves, 12 de julio de 2018

El Conjunto Arqueológico Medieval de Alhama. Salvador Raya Retamero


                Desde hace varias décadas luchamos para que el Conjunto Arqueológico Medieval de Alhama, llame la atención de ciudadanos y gobernantes, a fin de darle la protección patrimonial que necesita y un vuelco demográfico y económico total a la comarca.
                A este conjunto arqueológico de Alhama -como a su primitivo emplazamiento en la Mesa del Baño,   nos hemos referido en múltiples ocasiones y, al menos, ahora, conocemos su perímetro amurallado, sus torreones y sus puertas y portillos y delimitamos y delineamos su planta. Sería importante que en algún no momento nuestros representantes aunasen empeños   a fin de conseguir la materialización de un conjunto arqueológico respetado, motor del desarrollo económico de la comarca.
                No olvidemos que para alcanzar el reconocimiento actual de Medina Azahara, se tuvo que empezar hace cien años con Alfonso XIII, prosiguió con la dictadura y se remató con la democracia; pero partió su reconocimiento por los propios del lugar. Actualmente, todos los líderes políticos se felicitan: Pero…, hay que empezar en algún momento. Nuestra labor ha concluido, queda la de los líderes, para que algún día se pueda celebrar como un "orgullo" para Granada y para Andalucía. La Alhama medieval constituye un espacio arqueológico de de primer orden: una ciudad de nueva fundación, con posibilidad, erigida a mediados del siglo X, continuadora de la urbe romana, abandonada, por las revueltas muladíes, permaneciendo desde entonces ignorada hasta la actualidad.
                El espacio amurallado de Alhama constituye un conjunto urbano completo que incluye, además del callejero urbano y su prominente elevación, su fortaleza, perímetro amurallado, puertas, mina…, lo que permite obtener un conocimiento exhaustivo de la ciudad medieval. Por otra parte, la excepcional conservación del entorno facilita la recuperación de los valores paisajísticos y de emplazamiento que influyeron en la elección del espacio para su reedificación, como las huellas de su impacto administrativo en sus alquerías.
                La universalidad de valor material y cultural del emplazamiento se ve incrementada por tratarse de un ejemplo conservado de una ciudad medieval en el ámbito europeo y aún de ese periodo histórico en el conjunto de la cultura islámica.El proceso de recuperación se debe iniciar en su perímetro amurallado, mediante su excavación y protección por las instituciones públicas, con las contribuciones estatal, autonómica y municipal, facilitando la máxima protección e impulsando la constitución de un ente específico para su gestión arqueológica, dotándolo de las instalaciones y personal cualificado.

lunes, 9 de julio de 2018

Cortijos históricos de Alhama. "La Tana" del Secretario General del Gobierno de España en Cuba Francisco Calvo Muñoz. Salvador Raya Retamero


     Francisco Calvo Muñoz. Lo encontramos en el Ayuntamiento hacia 1870, tal vez, como secretario, pues reconoce, regesta y restaura algunos documentos del archivo municipal y pondera su valor, como certifica en el legajo de Deslindes y amojonamientos, entre 1870-1871. Se inició en política con la Primera República, representante de la alcaldía con el Cantón Federal de Alhama. El 15 de marzo, fue nombrado por aclamación popular, en el Ayuntamiento, candidato al Congreso por este distrito. Su paso a la actividad política le facilitó su desplazamiento a la capital de España, donde lo vemos como ilustrado periodista, en la Revista de España, publicado en 1877 La renta de Correos. Y poco después como director de la misma, publicaba una carta que Juan Valera remitía a Marcelino Menéndez Pelayo desde Bruselas, el 10 de mayo de 1887. Fue autor también de los artículos Crónica política; Crónica política interior y el titulado La Literatura española en 1886. Después, diputado provincial y jefe del Partido Liberal, para 1886.
      Tras su paso por la política parlamentaria, en 1894, fue nombrado Secretario General del Gobierno de la isla de Cuba, hasta 1896, en que regresó a España, adquiriendo los viñedos de de La Tana, a su regreso a Alhama, donde transcurrió el resto de sus días, habitando en su casa de la calle de las Peñas.
      Presentó su candidatura a Cortes en las Elecciones Generales de 4 de abril, como hemos visto, convocadas tras el fallecimiento del rey, cuando nacía el turno pacífico en el poder, entre liberales y conservadores, en las que rivalizó por este distrito, con el Ministro del Tribunal de Cuentas Ricardo Chacón. Los resultados de la votación para diputados a Cortes en la provincia de Granada, por Alhama, se publicaron el 9 de abril de 1886. La lucha fue durísima entre Calvo Muñoz, ex-alcalde, ilustrado periodista y director de la Revista de España y Ricardo Chacón, ministro del Tribunal de Cuentas, ex-diputado a Cortes y ex-senador por Granada. Ambos se presentaban con el carácter de adictos, y el Gobierno dejó la lucha completamente libre. El resultado fue favorable a Calvo Muñoz, diputado electo por 98 votos de mayoría.         

      Los resultados fueron impugnados por Chacón, como recogían los periódicos de Madrid, que se ocuparon detenidamente de la vista del acta de Alhama, defendida por el diputado electo Calvo Muñoz.

Más información en Historia General de Alhama...,, Vol. I, pp. 1.075 y siguientes.

domingo, 1 de julio de 2018

Presentación Proyecto Delimitación Perímetro Amurallado de la Alhama Medieval - Allhama de Granada. Salvador Raya Retamero


Presentación Proyecto Delimitación Perímetro Amurallado de la Alhama Medieval - Allhama de Granada


Para ver pinchar aquuí:

https://www.youtube.com/watch?v=G2hMXBT_y00

El cortijo del Encinarejo. Salvador Raya Retamero


   También fue el final del repartimiento (1496). Fue el momento en que por imperativo real, entre diciembre de 1496 y febrero de 1497, se ponía final definitivamente al repartimiento de Alhama -como en otras ciudades-. Una real cédula, fechada en Burgos, el 20 de diciembre de 1496, dirigida a los repartidores y reformadores de las ciudades y villas del reino de Granada, fijaba el final el día de Pascua de Resurrección de 1497, momento par el cual se debían entregar las haciendas que quedasen por repartir y finalizar la gestión definitivamente. A Alhama le fue comunicada la real cédula el 17 de febrero de 1497, a los alcaldes Juan Moreno y Juan Ceballos y a los regidores Alonso Arroyo y Juan de Bédmar, de lo que tomó acta el escribano Diego de Jaén. El objeto fue impedir la concesión de mercedes que ya fueron repartidas, mediante falsos informes, práctica fraudulenta, que se había generalizado en las ciudades de Granada, Málaga, Ronda, Almería, Baza, Guadix, Almuñécar, Loja y Alhama. El Concejo quedaba encargado de repartir los bienes de quienes abandonaron sus mercedes y no vivían en la ciudad. Desde este momento, se irán edificando, paulatinamente, casas cortijos, tinados o majadas en la jurisdicción, destinadas a la explotación agraria. Numerosos ejemplos encontramos. Desde las edificaciones del espacio familiar solariego, propio del mayorazgo, con las armas de la familia campeando a su puerta, como el cortijo de Torrelapuerca, del vínculo fundado por don Rodrigo de Bazán y Maldonado, a otras grandes fincas, colindantes, como el Encinarejo y Don García, en el Barranco de Salar; Dona, en el campo de su nombre, y las Pilas de Dedil, perteneciente a los propios, el Castillejo y el Quexigal, desgajado de la dehesa en período de crisis de subsistencias; Los Barrancos... En este caso nos consta en la actualidad, el actual cortijo, limítrofe con El Salar. Es para esta finca, cuando el 4 de marzo de 1508, Luis de Medina, vecino de Granada, recibe 1039 maravedís del pago de una puerta de pino y otra de madera que Juan de Mármol le tenía que poner en su cortijo de Los Barrancos… 
La delimitación territorial, por tanto, se realizará en relación a la de la época medieval. Por lo que para precisar los límites con mayor rigor fue práctica habitual recurrir a antiguos vecinos nazaritas. Por ello, para el deslinde con Loja fue imprescindible la actuación de Alí Faxir y Maomad Afaxir, vecinos que lo habían sido de Alhama. La demarcación con Alhama partía de sierra Gorda, del cerro Pilón de la Caldereta, pasando por la Torre de la Gallina (junto a la misma carretera que en la actualidad une Loja con Alhama, limítrofe con el cortijo del Encinarejo) y llegando al cortijo de Burriancas, hasta el cortijo de Torre Jótar .
   En 1578, hallamos a la propietaria del Cortijo del Encinarejo, doña Escolástica de Salazar, viuda, solicitando tener en este cortijo del Encinarejo veinticinco puercos desde el día de la sesión para agostarlos, otorgándosele la correspondiente licencia, para que los pueda tener y comer los rastrojos sin pena alguna.
Más tarde el Encinarejo perteneció al regidor Juan Izquierdo Barrionuevo que compraba el oficio de Alférez mayor a la familia Briceño, pues así lo reconoce Juan de Barrionuevo, en su testamento, tras haberlo comprado y puesto en su cabeza por merced real, en 2.100 ducados. Sabemos que casó doña María Lucía de Cáceres y Torres, que ambos hicieron escritura de dote y arras en Granada y que fijaba su sepultura en la iglesia mayor en la de sus padres y abuelos. Por la minoría de edad de su hijo, ordenaba que se entregase el oficio, tras su fallecimiento, a su sobrino don Luis de Monsalve y Cuadros, vecino de Loja, hasta que alcanzase su hijo don Juan Izquierdo Barrionuevo, de nueve años -en 1615- la edad y preparación necesarias; instituyó un vinculo que comprendía sus casas principales en la collación de Santa María, colindantes con doña Leonor de Montufar, viuda de Juan Fernández de la Cabrera y con tres calles públicas, el cortijo de Dedil, con sus casas, eras y 230 fanegas de tierra, colindante con tierras del cortijo de la ciudad y con los herederos de Llorente Lozano, con el regidor Juan Ramos y con la sierra de Loja; las hazas de los Alcázares de Loja, situadas entre los caminos de Loja y de los Baños; el cortijo del Encinarejo, con su casa y todas las tierras abiertas y el monte, colindante con Juan de Carvajal Maldonado, los herederos de Juan Rodríguez y el Camino de Loja
    Llegados al siglo XVIII, localizamos a Juan Muñoz, labrador del cortijo del Encinarejo, solicitando licencia para cortar madera para una carreta. 

En el siglo XX fue comprado por un destacado político granadino de la Restauración con ascendencia alhameña, Rafael Jiménez de la Serna, en 25.000 pts. Éste compró numerosos  cortijos en Alhama y otras poblaciones durante el tiempo que permaneció en política. Su hija entroncó con el Maqués de Ibarra, carente de cualquier propiedad; pero, desde entonces se conocieron las fincas como del Marqués (véase Ibarra y Jiménez en Genealogía, Historia, Heráldica y Sociedad...). 
El Encinarjo fue dado en arrendamiento a un alhameño Lucas Raya Rodríguez de León, que lo pasó a su hijo Juan Raya Serrano, que lo explotó hasta la guerra civil, cuando,  viudo y con 7 hijos fue detenido por la checa de Alhama instigada por las de Málaga que controlaban el región, llevado a Zafarraya y nunca más se volvió a saber de él. Para algunos, yace en las fosas de las Revueltas de Santana; para otros, fue arrojado al mar...
Después de la guerra, otra  familia mantuuvo el arrendamiento hasta que, en 1971, los Marqueses de Ibarra pusieron todas sus fincas a la venta. El Encinarejo fue adquirido con otras varias fincas por un ingeniero de Granada,  que aprovechó las ayudas públicas para su compra, convirtiéndolas todas en terrazas (paratas) y pocos años despuués las parceló y las enajenó  multiblicando su valor  exageradmente. Lo que se puede llamar una auténtica reforma  agraria, pues parceló más fincas que el Instituto Nacional de Colonización.
Que tal es la historia del derrido cortijo del Encinarejo.

PARA MÁS INFORMACIÓN, VÉASE DEL AUTOR "HISTORIA GENERAL DE ALHAMA Y LOS CINCO LUGARES DE SU JURISDICCIÓN".


viernes, 29 de junio de 2018

El origen de los cortijos en la comarca de Alhama de Granada. Notas para el estudio de la propiedad. Salvador Raya Retamero

     El final del repartimiento (1496). Fue el momento en que por imperativo real, entre diciembre de 1496 y febrero de 1497, se ponía final definitivamente al repartimiento de Alhama -como en otras ciudades-. Una real cédula, fechada en Burgos, el 20 de diciembre de 1496, dirigida a los repartidores y reformadores de las ciudades y villas del reino de Granada, fijaba el final el día de Pascua de Resurrección de 1497, momento par el cual se debían entregar las haciendas que quedasen por repartir y finalizar la gestión definitivamente. A Alhama le fue comunicada la real cédula el 17 de febrero de 1497, a los alcaldes Juan Moreno y Juan Ceballos y a los regidores Alonso Arroyo y Juan de Bédmar, de lo que tomó acta el escribano Diego de Jaén. El objeto fue impedir la concesión de mercedes que ya fueron repartidas, mediante falsos informes, práctica fraudulenta, que se había generalizado en las ciudades de Granada, Málaga, Ronda, Almería, Baza, Guadix, Almuñécar, Loja y Alhama. El Concejo quedaba encargado de repartir los bienes de quienes abandonaron sus mercedes y no vivían en la ciudad. Desde este momento, se irán edificando, paulatinamente, casas cortijos, tinados o majadas en la jurisdicción, destinadas a la explotación agraria. Numerosos ejemplos encontramos. Desde las edificaciones del espacio familiar solariego, propio del mayorazgo, con las armas de la familia campeando a su puerta, como el cortijo de Torrelapuerca, del vínculo fundado por don Rodrigo de Bazán y Maldonado, a otras grandes fincas, colindantes, como el Encinarejo y Don García, en el Barranco de Salar; Dona, en el campo de su nombre, y las Pilas de Dedil, perteneciente a los propios, el Castillejo y el Quexigal, desgajado de la dehesa en período de crisis de subsistencias; Los Barrancos…
Los bienes propios, comunales o concejiles. Fueron los bienes patrimoniales asignados al Concejo en el repartimiento, para su autofinanciación, por ello, se han definido como la parte indivisa del término municipal que, gracias a su condición de vecindad, fueron objeto de aprovechamiento por todos los vecinos. De ellos, la Corona no hizo nunca uso alguno, aunque se han de considerar dependientes de la misma, ya que nunca podrá el Concejo, arrendarlos, venderlos o actuar de forma que pudiera ser modificada su calidad o cantidad, sin el consentimiento expreso de la Corona. Distinguimos en éstos entre territoriales, inmobiliarios y financieros.
      Territoriales. No sufrieron alteración alguna hasta la Desamortización. Fueron los espacios destinados al uso y disfrute para el ganado de los vecinos, previo módico abono al Concejo por el servicio. La Dehesa boyal se destinaría al ganado de labranza, mular y bovino; abarcaba el espacio denominado de igual forma actualmente y el cortijo de El Quexigal, cuyo nombre sin duda recoge la existencia, en abundancia, de la especie autóctona, el quejigo, del que perduran algunos testimonios en el hoy paisaje estepario del entorno; cortijo que se desgajó de la Dehesa, en 1578, para potenciar la producción de cereal; además, otros bienes en los Jarales y Tamarales de Competilla. La Dehesa estuvo muy poblada de encinas, de las que aún se observan algunos mechones salpicados; fue muy vigilada, para que los vecinos no obtuvieran leña sin licencia o cultivasen su tierra; sufrió acusada deforestación con la sublevación morisca, al ser el remanente de madera más próximo a la población, por tanto, menos peligroso, en comparación a la lejanía de los baldíos o serranías, donde la muerte era segura a manos de los moriscos. La ordenación y reglamentación de la dehesa fue una constante del Concejo, a instancias -bien es verdad- de la Corona. Junto a lo anterior, el Prado de Potril y el Prado de la Hoz, desti­na­dos ambos a la caballería joven y de raza; y un espacio de gran importancia, el Campo de Zafarraya, de jurisdicción compartida con Vélez-Málaga; una tierra elevada respecto a las dos ciudades; una zona muy húmeda, donde se debió registrar -antes como ahora- la máxima pluviometría de la región, con diferencia; poblada de encinas, robles, quejigos y otras especies autóctonas, donde la hierba crecía con facilidad y la bellota (de la que tanto reglamentó el Concejo alhameño el modo de varearla) era abundante. Se dedicaba, no sólo al libre albedrío de la caballería vecinal como extensa zona de pasto, para el ganado yeguar, vacuno, porcino, ovino, caprino..., según las épocas del año. De este amplio espacio obtendrían las dos ciudades pingües beneficios. Hemos de referirnos, igualmente, al Ejido, una amplia extensión de tierra en la periferia, excluido generalmente de labranza, por ser un espacio de desahogo para los vecinos, destinado a concentración de ganados, caballos garañones, caballería militar, eras de los labradores…; no se cultivó hasta el momento en que fue concedido por seis años para su explotación y labranza a las religiosas clarisas, a principios del siglo XVII. Además, poseyó el Concejo el cortijo de Dedil y las hazas del Alcachofal, cuya renta se solía cobrar en especie, para el acopio del pósito. Otros espacios comunales se dedicaron al pastoreo, frecuentados por grandes ganaderos, los señores de ganado, que se acercaban a la jurisdicción para aprovechar sus pastos, sin intención de avecindarse, lo que el Concejo persiguió siempre; algunos de los cuales se encontraban en los baldíos, otros en las alqu­erías, o en las serranías.




Ermita y hermandad de la Aurora (1719). Salvador Raya Retamero


Ermita y hermandad de la Aurora (1719). Según Sánchez de Gálvez, la Hermandad de la Virgen de la Aurora se fundó en Alhama el día 3 de marzo de 1719, en lo que fue la antigua capilla de San Miguel, que viera su fin con el terremoto de 1884. Erigido el templo se dotó de capellán e imagen, asistido por la Hermandad; por esas fechas, se realizó la escultura a la que fue dedicada la iglesia, obra costeada por un grupo de cofrades; se disponía en un trono de nubes con un estandarte en la mano diestra y un centro en la derecha siendo asistida por innumera­bles ángeles. La Hermandad organizaba el culto al Santo Rosario, celebrando fiestas anuales y mensuales, de las que revistió especial importancia la de la Inmaculada. Existió también en el siglo XVIII la Hermandad de las Ánimas, que sería continuadora de los oficios que celebraba la Hermandad de la Aurora los días festivos que, en 1797, figuraba, en el libro de entrada de capitales del convento de Santa Clara, como receptora unas tierras y de 750 reales por parte del convento.
    En 1727, se levantó el edificio de tres naves que constituyó la antigua iglesia de la Aurora y se abrió al culto el 29 de junio de 1733; era todo de sillares, hasta el embovedado; según el mismo autor; en la puerta, la inscripción donde se expresaba que al arrui­narse la antigua capilla de San Miguel los hermanos de la Aurora decidieron construir este templo. El fervor popular impulsó a pasear en procesión la imagen, al alba de todos los días festivos; el templo se fue adornando y enriqueciendo con hermosos faroles de forja y donaciones de fincas de fieles devotos; los faroles, pasaría posteriormente a las Angustias, donde el viajero Ventalló Vintró los conoció, en 1885; en la puerta lucía siempre una lamparilla durante la noche, que alumbraba la imagen de la Aurora.

    En el interior sobre la puerta se leía el letrero: AÑO DE 1719 SE FUNDA LA ERMITA DEL SEÑOR SAN MIGUEL ESTA HERMANDAD DE MARÍA SANTÍSIMA Y SE COLOCO EN DICHA ERMITA. AÑO DE 1727 DÍA DEL SEÑOR SAN PEDRO SE CELEBRO LA PRIMERA MISA. RUEGUEN A DIOS POR LA HERMANDAD Y BIENHECHORES. AVE MARÍA.
    Gómez-Moreno la describió: La ermita tiene tres naves, la del mediodía más del doble que las anteriores y más alta, está sostenida por diez pequeñas columnas y arcos con adornos de yeso. Las de los extremos parecidas. El retablo se hizo el año de 1765. En la última capilla del lado derecho próximo a la pared del altar mayor hay un cuadro que representa a San Pedro sentado en un trono echando la bendición y en la mano izquierda una cruz con tres brazos, en el escalón que sirve de escabel al trono hay dos niños sentados con las llaves, uno en cada extremo; otros dos ángeles sostienen el pabellón que baja del dosel. El estilo de este cuadro es raro, los paños menudos y los cabellos muy sueltos, el color bueno y las figuras del natural, tendrá de alto unas tres varas y media, su parte superior es de medio punto, en la parte inferior: JUA don A AGUS EIS / DON PEDRO LÓPEZ DE ORTIGOSA / PRESBITERO LO HIZO I / PSDV.
    En 1866, se instruyeron nuevos estatutos para la Hermandad del Rosario de la Aurora, con el visto bueno del gobernador civil, el 18 de diciembre de 1867 y, finalmente, aprobadas por la reina Isabel II, el 10 de enero de 1868: La Reina, que Dios guarde, ha tenido a bien prestar su soberana aprobación a los estatutos por que ha de regirse y gobernarse la Cofradía de Nuestra Señora de la Aurora que proyecta establecerse en Alhama. Tal vez, el nuevo impulso en estos años, obedeció a la labor desarrollada por el párroco Sánchez de Gálvez, caracterizado por un profundo celo mariano de rescate de la vida religiosa perdida, de la devoción mariana y de sus tradiciones, no en vano preparó las constituciones; por eso, no es casual que entre sus leyendas, figurara la de la Virgen de la Aurora, con carácter histórico.
    De los estatutos de 1866, se desprende una refundación, con probabilidad, por la decadencia de la devoción de los primeros tiempos, pues en el punto 14 se dice que la Cofradía es la misma Sociedad antigua del Rosario de la Aurora, legítima depositaria de sus pertenencias: son suyos desde luego todos los efectos, alhajas, imágenes y cualquier otro obgeto que tenía aquélla, los cuales si estuvie­ren depositados se reclama­rán y colocarán custodiados en la capilla de un modo convenien­te. Y del punto 15, se deduce que, además, fue la sucesora en el espacio material que ocupara la antigua capilla de San Miguel, cuando se dice: Por igual concepto todos los créditos que antiguamente con cargo piadoso pertenecían a San Miguel o Nuestra Señora de la Aurora. Con la refundación se dotó a la cofradía de 20 puntos que articularon la vida espiritual de la misma. En ella, se admitieron a todas aquellas personas de ambos sexos que lo desearan, con las habituales condiciones de las hermandades: ser vecino, llevar vida honesta y costumbres piadosas. La dirección de la Hermandad recayó en el cura párroco, su presidente, y en un vicepresidente, un hermano mayor, un mayordomo, el capellán de la ermita, consiliario perpetuo, otro comisario seglar, un tesorero y un secretario. Los cargos serían elegidos anualmente, excepto los eclesiásticos.
    La financiación corría a cargo de sus miembros, mediante la aportación de una cuota anual de un escudo, quinientas milésimas de entrada y una vela de cuatro onzas. Todos los ingresos se custodiaban en un arca de tres llaves, en poder del vicepresidente, el hermano mayor y el tesorero, con las alhajas, fondos de intereses, cera de la Cofradía, la lista de los hermanos y los libros de la Hermandad. Los gastos se justificaban por libramientos dados por la junta de gobierno, visados por el arcipres­te.    
    Las numerosas festividades, cuyos actos era preceptivo celebrarlos en el templo de la advocación, dependían de la Hermandad: ejercicios espirituales durante toda la Cuaresma, desde el Miércoles de Ceniza hasta el Domingo de Ramos; una misa cantada solemne el Viernes de Dolores, con sermón por la noche; otra misa cantada, el día 8 de mayo, día de la aparición de San Miguel; una novena y función con misa y panegírico de la Virgen, el ocho de septiembre y rosario público en la víspera; oraciones al Crucificado los cuatro días feriados que precedían al de la Cruz; otra misa cantada, con sermón el 29 de septiembre, a San Miguel y, del mismo modo, el 29 de diciembre, día de Santos Inocentes, la población elevaría sus plegarias a la Virgen de la Aurora. En los días festivos se contemplaba la posibilidad, tras la pertinente aprobación civil y eclesiástica, siguiendo antiguas costum­bres, de realizar rifas de limosnas en dulces o efectos que los fieles por exvotos o por cualquier otro concepto hayan donado a la Señora. Y si ambos cabildos lo permitían, la Virgen en procesión, una vez al año, el quince de agosto o la Pascua de mayo.
    Las obligaciones con los hermanos fallecidos fueron diversas. Cuando alguno de los cofrades necesitaba el viático, la cofradía le asistía y acompañaba con sus insignias y doce luces si fuese en público y con ocho, sin banderola, si fuese privado. El difunto podría depositarse en la capilla de la Aurora, a cuyo funeral concurrirían todos los hermanos con las insignias de la Hermandad. Además, se le celebraría una misa de réquiem, cantada a los siete días del fallecimiento. Del mismo modo, tanto en la casa del difunto, como en la capilla que estuviera depositado el cuerpo, se le instalarían seis luces por cuenta de la Hermandad, la cual despediría el cadáver con la cruz parroquial.
    Para dejar a salvo el derecho parroquial en todas las actividades de la Cofradía, se pactaría con el colector de la iglesia mayor, previa aprobación del cura párroco. El cuidado y asistencia de la imagen, como los aderezos del templo, ornato de altares y otro menesteres corrían a cargo de la Cofradía. Para ello, se nombraba una camarera, encargada de los enseres de la Virgen; un sacristán, que atendía la capilla y los cultos, con reglamentada vestimenta de sotana y sobrepe­lliz; el cuidado de los altares recaía, principalmente, en los hermanos o, en su defecto, en personas piadosas de la población.
     El templo quedó tan afectado con el terremoto de 1884 que su restaura­ción no se realizó, retirándose consecuen­temen­te del culto; por este motivo, en el Informe sobre las pérdidas y daños ni se menciona (Documento 60). En la actualidad, ocupa su lugar una serie de almace­nes, distinguiéndo­se claramente las líneas generales de su arquitec­tura primitiva. Este edificio, ubicado en la última casa de la calle de la Aurora, conserva todavía algunos trozos de las arcadas de las naves interiores que, manifiestan una modesta arquitectura.

lunes, 25 de junio de 2018

El mayorazgo de los cortijos del Turro y los Briceño (1589-1695). Salvador Raya Retamero


        El mayorazgo de los cortijos del Turro y los Briceño (1589-1695).Los cortijos del Turro fueron enajenados tras la venta de bienes de los moriscos y el proceso de enajenación de baldíos de la Corona, en época de Felipe II, donde tiene su origen la población, cuando pasó a la familia Briceño.
      El linaje Briceño es oriundo de Zamora, de la población de Benavente, venido a Granada, tras la Reconquista, con Jerónimo Briceño, alcalde de corte y oidor de la Real Chancillería, miembro del Consejo Real y asistente de Sevilla en 1536. Casó con la jienense Isabel Osorio de Mendoza, hija de Alonso Vélez de Mendoza, regidor de Granada y alguacil mayor de Jaén. Ambos fueron padres de Jerónimo, Cristóbal e Íñigo y fundaron el mayorazgo, que pasó a su hijo mayor Jerónimo Briceño de Mendoza (1529- 1590), que casó con Micaela de la Cueva, hija del capitán almeriense Jerónimo de la Cueva, avecindándose en Almería. Acrecentó Jerónimo el mayorazgo, en 1589, el año antes de su muerte, con numerosos bienes libres, en Granada y provincia y en Almería, con los bienes de su mujer, adquiriendo gran parte en las ventas de los bienes de los moriscos, tras la finalización de la rebelión de las Alpujarras, como de las ventas de baldíos por la Corona, por lo que, en 1588, intentó crear un pequeño señorío, tras la adquisición de la jurisdicción de tres cortijos, contiguos, adquiridos en una subasta de bienes de moriscos en el Temple y Alhama, los cortijos del Turro. El mayorazgo se conformaba por: 8 casas en Granada y 1 en Almería, su residencia, situada junto a la plaza del Juego de Cañas (Plaza Vieja o de la Constitución), 3 casas-tienda y 12 tiendas ubicadas en el Zacatín y la Alcaicería de Granada, 10 cortijos con 5.899 fanegas y 35 casas en los términos de Granada, Loja, Alhama, Íllora y Alcalá la Real, 24 huertas con varios cientos de tahúllas repartidas entre el campo de Almería y lugares del bajo Andarax, con sus casas de labor; un ingenio de azúcar en el campo de Almería; 6.389.297,5 maravedíes, entre censos perpetuos, abiertos y juros, que rentaban anualmente 456.375,5 maravedís.
     Descendiente del anterior, en 1627, don Íñigo Briceño de la Cueva, en Alicún de Ortega, fundó obra pía en un cortijo del término y adquirió los baños medievales, en la actualidad, pertenecientes al término de Villanueva de las Torres, aunque no tardó en enajenarlos. No
se trata, pues, de un linaje propio de Alhama sino advene­dizo, cuya presencia -como vemos- la documentamos a raíz de la enajenación de bienes que realizó la Corona a finales del siglo XVI.
Armas de Briceño,
Dibujo de Ruz Márquez.

      El 1 de enero de 1588, Felipe II creó el oficio de alférez mayor, para don Iñigo Briceño de la Cueva, por lo que, el 29 del mismo, se vendía el título de alférez mayor perpetuo, por 1.500 duca­dos, obligándose al pago su padre Jerónimo Briceño de Mendoza, gentil hombre del rey. El 21 de octubre de 1588, don Jerónimo Briceño reconocía las prerrogativas del oficio, al haberlo obte­nido del rey con el privilegio de gozar del primer voto y asiento en el cabildo y demás prerrogati­vas, tradicio­nalmente anejas al mismo, y autorizaba a su hijo Cristóbal Briceño, a efectuar el pago correspondiente. El oficio de alférez mayor, creado para don Íñigo de Briceño, en 1588, pasó, a don Juan Barrio­nuevo, por lo que apenas una decena de años mantuvo la familia su presencia en el Concejo de Alhama.
     Para más información:



IDEAL-GRANADA. Presentación del libro de Salvador Raya Retamero, ‘Historia, arte y religiosidad popular de Churriana de la Vega’.


     IDEAL-VEGA-SIERRA.CHURRIANA DE LA VEGA LAURA CANO


     Presentación del libro de Salvador Raya Retamero, ‘Historia, arte y religiosidad popular de Churriana de la Vega’. Granada, Hisania, 2017. 341 pp., color.

     Escribir un libro sobre Churriana de la Vega solo se puede hacer si se tiene un sentimiento como el de Salvador Raya Retamero (1963). Doctor, además de profesor-editor, Raya ha plasmado el rico patrimonio cultural que este municipio de la Vega de Granada ofrece a sus vecinos y a los visitantes. Con más de 20 publicaciones a sus espaldas relacionadas con su Alhama natal, Salvador pretende acercar su visión del pueblo que le vio crecer bajo el título ‘Historia, arte y religiosidad popular de Churriana de la Vega’, un libro que empezó a escribir en 1999.
     -¿Por qué escribir sobre Churriana?
     -Porque tratamos en las décadas anteriores la historia de la población. Se trata de una reseña de aquellos elementos definitorios de la población, organizándolos cronológicamente, para obtener así una visión de conjunto de su perfil histórico-artístico íntegro, conjugando historia y monumentos.
     -El actual topónimo de Churriana tiene ascendencia romana. 
     -J. M. Pabón, en 1953, y con anterioridad, Luis Seco de Lucena lo hicieron. Tomando estas referencias es Ibn al-Jatib quien la nombra como Yurliyana. Tras la conquista serán diversas las referencias documentadas Juriana, Jurillana, Chiuliena, Juliana, Churliana, etc. Marcial de Castro Sánchez señaló cómo en la primera documentación parroquial, hacia 1510, el topónimo es el de Jurliana y Jurriana, siendo a partir de 1520 cuando definitivamente se acuña el topónimo actual de Churriana.
     -Es un municipio con historia. Una vez finalizado, ¿con qué parte se queda? 
     -Es difícil desgajar una parte, cuando todas han tenido el mismo empeño para el autor; pero sí es verdad, que es especialmente interesantes aquella que me lleva a calificar sus dos monumentos principales como Museo Vivo: la Parroquia y la Ermita.
      -¿Qué parte considera la más oculta, la que nadie conoce del municipio?
      -Precisamente, la más rica: el ‘Museo vivo’. El templo mudéjar y la colección de lienzos e imaginería que guardan la parroquia y la ermita.
      -La religión es un tema que tiene mucha importancia en el municipio. 
      -En los siglos XVI-XX la vida de la población parece girar alrededor de una estructura religiosa bien fundamentada y articulada desde su base a la cabeza de la jerarquía diocesana; se configura como un reflejo del orden social establecido. La labor de las hermandades de Churriana ocuparía bastantes horas en la vida del pueblo que las sustentó. Para comprender mejor el carácter solemne y en determinados momentos festivo que rodea la vida de una hermandad analizamos el acto religioso como un elemento de distinción social frente al grupo humano y, en algunos casos, de ostentación, de forma permanente. Las fiestas se distribuyen a lo largo del año siguiendo un exhaustivo calendario religioso tanto parroquial como el de cada Hermandad; en realidad, uno de los principios enunciados por Maquiavelo en El príncipe, cuando decía que en los períodos adecuados del año debe divertir a su pueblo con fiestas y espectáculos. La fiesta religiosa cuenta siempre con el beneplácito arzobispal y se confunde generalmente con las manifestaciones civiles. Siempre serán aprovechadas por las hermandades para dar a conocer su riqueza y peso específico y, de alguna manera, quedaba patente su posición en el seno de la población, por tanto, la distinción de sus miembros en relación a la generalidad de los vecinos.
     -En cuanto a escultura, ¿con cuál se quedaría? 
     -Desde el Nazareno a la recentísima adquisición del Ecce Homo (4ª capilla del lado de la Epístola), obra del imaginero Rafael Martín Hernández. Modelada en terracota y policromada al óleo, pasando por el Crucificado del Altar mayor de la parroquia, atribuido a Pablo de rojas, sería difícil elegir.
     -También hace un repaso por distintas personalidades.
     -Sí, dentro del capítulo de hijos destacados, hemos querido reseñar al primero, desconocido hasta la actualidad, Frascuelo, el más conocido y el joven desaparecido César Molina Megías (1976- 2014). Escultor autodidacta, natural de Churriana de la Vega, en el que más nos hemos detenido, pasando por Sánchez Mesa, el Arzobispo Montero o el sacerdote Martín Sierra fusilado en la revolución del 36 en Motril.
      -En cuanto a la arquitectura popular. ¿Cree que se deben mantener los elementos históricos? 
      -Por supuesto, debieran ser todos protegidos. Sería lo único que contribuiría a recordar el sabor medieval de Churriana como alquería; de lo contrario, sólo tendremos una ciudad dormitorio.
      -Los baños termales medievales son un patrimonio artístico indiscutible.
      -Son un buen ejemplo de la arquitectura popular de la Edad Media en nuestra tierra, la alternancia de los materiales contractivos (ladrillo, yeso y madera) configuran su sabor. Ha sido un hito histórico su recuperación.
      -La portada del libro refleja exactamente el título del resultado. ¿Es lo que buscaba? 
      -Sí, así es, pues siempre fuimos partidarios de la Historia total, un enfoque holístico es lo que nos ha interesado siempre: Arqueología, Etnografía, tradiciones, leyendas… en la medida en que las fuentes y los medios lo permitiesen.
      -En sus páginas muestra imágenes de cuadros auténticos, sin restaurar. 
      -Las reproducciones fotográficas de carácter documental que se aportan fueron realizadas en los años previos al proceso de restauración que han sufrido recientemente estas pinturas, por lo que conservan el sabor y la solera centenaria pérdida. Las leyendas explicativas de los milagros en sus respectivas cartelas. De esta forma, siempre se podrá conocer el estado de las pinturas, antes de su restauración. Una vez restauradas, está a la vista del visitante. En realidad, soy partidario de no tocar una obra de arte a no ser que su pérdida sea inminente.
      -¿Qué espera con esta publicación? 
      -No espero nada. En todo caso, haber contribuido modestamente a facilitar un mejor conocimiento de este espacio de la vega granadina para las generaciones futuras, sabiendo que ellas lo apreciarán. Haber aportado nuestro esfuerzo y contribuir con ello al reto que el conocimiento humano tiene por delante. Saber que el tiempo empleado será útil a otras generaciones aun cuando ya estemos ausentes. «

sábado, 2 de junio de 2018

El hermafrodita (andrógino o intersexual) Elena de Céspedes. Salvador Raya Retamero


        
      Llama poderosamente la atención la problemática que suscitó Elena de Céspedes, como el desarrollo de su vida social, su paso por el Tribunal Civil y del Santo Oficio y la sentencia emitida por el último. De tal manera que nos encontramos, traspasado el mediodía del siglo XVI, con un hermafrodita, que vive y desarrolla una vida social plena en todos los aspectos y lo que es más llamativo, conocida públicamente, que cuando fue denunciado lo fue primero por una promesa de matrimonio no cumplida a mujer y por la denuncia del alcalde mayor de Ocaña (ésta última decisiva en el proceso que se le instruyó por los tribunales civiles, que lo trasvasarán a la Inquisición); se resuelve todo con una sentencia de las que la sociedad actual no espera del Santo Oficio: diez años practicando sus artes al servicio de la sociedad, en un hospital; no quemado en la hoguera ni apartado de la sociedad como elemento pernicioso sino, por el contrario, en medio de ella, prestándole sus servicios sanitarios directamente. Algunos autores hablan de mofa y burla a las instituciones y la moral de la época por parte de Elena de Céspedes, cosa que pensamos no sería el caso y está fuera de todo lugar, fruto de los prejuicios actuales sobre la Historia de España; la sociedad del momento no lo permitía y pocos estuvieron dispuestos a jugar con los tribunales civiles ni con la Inquisición. La propia declaración de Elena es tan elocuente y veraz como conmovedora. Tampoco estamos de acuerdo con el tinte tenebrista que, aprovechando el episodio, se pretende dar a la sociedad del momento, que también fue la del Renacimiento, cuando se manifiesta que la delación era lo habitual y máxime cuando nos encontramos con el caso Céspedes, que desarrolló como quiso su identidad sexual, con público conocimiento de todos, a pesar de las limitaciones morales imperantes que, ante una evidencia tal, quedaron inactivas[1]; y sólo fue a los cuarenta años cuando, efectivamente, por delación oficial, se le instruyó proceso a una condición sexual conocida por toda la sociedad, sin que se tenga constancia de persecución alguna. Así, cuando recibió el aprobado del gremio de sastres, vistiendo como hombre, se le expidió el diploma como sastra, lo que indica el conocimiento público de su condición: Voluió ésta a Arcos, con la dicha compañía, y por deshacerse allí de la compañía, començó ésta a hacer ofiçio de sastre públicamente en ávito de hombre y se examinó de sastre en Jerez de la Frontera, aunque el título pusieron sastra, por conozer que ésta era muger. Al contrario, Elena afrontó su realidad sexual con la más avanzada naturalidad y la sociedad durante gran parte de su vida lo vio así. Disentimos igualmente, cuando se la dibuja al margen de esta sociedad, por el hecho de ser esclavo, pues ella misma declara que no lo fue. La esclava fue su madre. Además, una esclavitud sui generis: casada con un hombre libre, habitando en su hogar con su hija, a la que enseñaba su oficio.
      Estas circunstancias, evidentemente, no han sido tenidas en cuenta por los tratadistas del tema. No se puede enjuiciar la Historia desde ópticas actuales. Ni confundir transexualidad con hermafroditismo, cuando Elena de Céspedes no adoptó en ningún momento procesos hormonales ni quirúrgicos, para obtener caracteres sexuales del sexo opuesto, pues ella misma confiesa su carácter hermafrodita y su vida lo demostró.
      ¿Cómo se va a culpabilizar al pensamiento del siglo XVI de no adecuarse a los parámetros modernos, si en el siglo XX, el propio Gregorio Marañón en Los estados intersexuales en la especie humana, publicado en 1929, se presenta influido por el pensamiento europeo de su momento, que afianzaba en Medicina las ideas de dos sexos: hombre y mujer; dos géneros: masculino para el hombre y femenino para la mujer; y una sexualidad: la heterosexual; y consideraba enfermos a quienes se apartaban, del paradigma? Y no por eso se le condena.
      Es amplia la bibliografía publicada sobre Elena de Céspedes. El primero que la recoge, escasos años después del acontecimiento, en 1602, fue el médico familiar del Santo Oficio Jerónimo de la Huerta, en su traducción de los libros de Cayo Plinio Segundo, en la que citaba en el índice a Elena de Céspedes, como el engaño de una esclava que se hazía hombre. Desde la fecha, el caso Céspedes pasó inadvertido a los estudiosos hasta el último tercio del siglo XX y nada se supo del mismo hasta que en 1973 Folch Jou y Muñoz Calvo, publicaron el artículo titulado “Un pretendido caso de hermafroditismo en el siglo XVI”[2]. En 1984, Marie-Catherine Barbazza, publicaba otro artículo: "Un caso de subversión social: el proceso de Elena de Céspedes (1587-1589)", en el que ya comienza la confusión de la nomenclatura actual para analizar y definir este caso hermafrodita del siglo XVI, denominándolo travestismo, defendiendo la tesis del travestismo como medio para conseguir movilidad geográfica y laboral para superar las limitaciones de la moral cívico religiosa imperante en la época -nada más ajeno a la realidad-, inventando la condición hermafrodita para resistir la presión de la Inquisición, pues para la autora, esta condición sólo es mito y superchería, mezclando la Biología con otras materias con las que nada tiene que ver. En 1985, Michèle Escamilla publica su artículo “étranges amours d'une hermaphrodite”, en el que reconoce a Elena de Céspedes como la primera cirujana titulada conocida en el mundo y mantiene la tesis de un hermafroditismo psíquico o un pseudo-hermafroditismo femenino[3], planteamiento cuestionado por Alice Domurat Dreger. En 1996 y 1999, Israel Burshatin escribe “Elena alias Eleno”, tomando la nomenclatura de la misma documentación del proceso de la Inquisición en el libro Queer Iberia: Sexualities, Cultures and Crossings from the Middle Ages to the Renaissance, tal vez, la mejor semblanza escrita hasta hoy sobre Elena de Céspedes, que refleja la realidad social del momento, según se ha dicho. En 2003, Sherry Velasco ve en Elena de Céspedes un caso de lesbianismo y entiende que es sentenciada no por su realidad fisiológica, sino por no haber mantenido la virginidad en su caso, en comparación con el de Catalina de Erauso, la monja alférez, autorizada por el Papa a vestir ropa de hombre por haber demostrado su virginidad. Esta versión queda invalidada por la declaración de la misma Elena, que admite tener los dos sexos. En el año 2007, Emilio Maganto Pavón, escribe la biografía de Elena de Céspedes, El proceso inquisitorial contra Elena/o de Céspedes (1587-1888). Biografía de una cirujana transexual del siglo XVI, el cual sigue aplicando terminología actual para estudiar este caso como transexual, cuando Elena de Céspedes -como hemos dicho- no adoptó en ningún momento procesos hormonales ni quirúrgicos, para obtener caracteres sexuales del sexo opuesto.
      Otros autores con visión más o menos novelada se refirieron a Elena de Céspedes, haciéndola contemporaneizar también con la evolución de la sexualidad humana en la actualidad, como Narciso de Gabriel, que en 2010, en su libro Elisa y Marcela. Más allá de los hombres, hace un análisis crítico sobre hermafroditismo, lesbianismo, travestismo y feminismo, dedicando páginas a Elena de Céspedes al tratar el travestismo. Agustín Sánchez Vidal publica Esclava de Nadie; y finalmente un tratado perteneciente a varios autores es La Máscara Infame[4].
      Solo se conoce la vida de Elena de Céspedes por el proceso inquisitorial conservado en el AHN. Es un ejemplo de la encrucijada humana, cívico-religiosa, ética y moral del momento. Nada indica que ésta no fue hija de su padre Pedro Hernández, labrador-molinero, y de Francisca de Medina, esclava negra perteneciente a Elena de Céspedes, mujer de Benito de Medina. Elena de Céspedes fue hija de esclava, pero liberada de la esclavitud desde el principio por sus amos, no sufrió la esclavitud; mulata, debió de nacer, según su propia declaración, entre los años 1545 o 1546, pues en 1587 confesaba tener alrededor de cuarenta años, y cuya relación con Alhama fue la de su naturaleza y haber vivido allí algunos años en su infancia y un breve período de tiempo ejerciendo como sastre. De ella, conocemos datos importantes de su biografía, contenidos en el proceso que se le instruyó por la inquisición, después del correspondiente proceso civil. Fue identificada al nacer como mujer; como mujer llegó al matrimonio; como mujer parió un hijo; como mujer fue considerada, tras las pruebas a que fue sometida por el Santo Oficio, por haber mudado sus hábitos de vida hacia los treinta años, cuando desarrolló vida y costumbres de varón, contrayendo matrimonio con una mujer y manteniendo relacionas sexuales con otras[5].
      Al comienzo del proceso que le instruyó la Inquisición de Toledo, en 1587, se recoge: Céspedes-Elena, alias Eleno de, natural de Alama, esclava y después libre, casó con un hombre y tuvo un hijo; desaparecido y muerto su marido se vistió de hombre y estuvo en la guerra de los moriscos de Granada; se examinó de cirujano y se casó con una mujer. Fue presa en Ocaña y llevada a la Inquisición, donde se le acusa y condena por desprecio al matrimonio y tener pacto con el Demonio.
      Elena nació en Alhama, la primera ciudad conquistada del reino nazarí, en 1482, diez años antes de Reconquista de Granada, como vemos en este estudio, ciudad conformada socialmente según el modelo castellano, donde el origen de la esclavitud era variado. Elena de Céspedes fue hija de una esclava negra -Francisca de Medina- perteneciente a don Benito de Medina y Elena de Céspedes de los que tomaron madre e hija sus nombres respectivos[6]; la esclava estuvo casada con un labrador-molinero llamado Pedro Hernández, según su propia declaración, al detallar su genealogía, matrimonio que por ser poco frecuente, resulta insólito en la época, pues si fueron escasos los matrimonios de libres con esclavas, más difícil fue de esclava de color con libre.
      Siendo niña pasó a trabajar a la vecina ciudad de Vélez-Málaga con la hija de sus dueños, donde permaneció durante unos dos años, tras los cuales regresó a Alhama, momento en el que fallecen sus amos. Casó a los 16 años con Cristóbal Lombardo, albañil jiennense. Este matrimonio apenas llegó a durar tres meses, por las diferencias de carácter de ambos, pero quedó embarazada y alumbró un hijo, que abandonó en Sevilla al morir su madre. A los 20 años la encontramos en Granada de aprendiz de calcetero, tejedor y sastre. De Granada Pasó a Sanlúcar de Barrameda por motivos de trabajo, pues allí -según su testimonio- hallaba bien en que ganar de comer. Fue en esta ciudad donde afloró su conciencia hermafrodita que confesó en el tribunal civil: al tiempo de su nacimiento, salió çerrado de natura e sexo, de manera que no se le hechaba deber, el sexo que tenía más que un pequeño agujero por donde orinaba. Y además explicó al Tribunal el proceso sufrido:
      ...Quando ésta parió, como tiene dicho, con la fuerça del parto, se le rompió el pellejoque tenía sobre el caño de la orina y le salió una cabeza como medio dedo pulgar, que ansí lo señaló, que pareçía en su hechura cabeça de miembro de hombre, el qual, quando ésta tenía deseo y alteraçión natural, le salía como dicho tiene; y cuando no, estaua con alteraçión, se enmustecía y recogía a la parte y seno donde estaua antes que se le rompiese el dicho pellejo. Y quando ésta estubo en SanLúcar de Barrameda, como tiene dicho, haçiendo una obra de ofiçio de sastre,como entonzes husaba,en casa de un mercader de lienzos, que se llama Hernando de Toledo, quedando a solas con su muger, que se llamaua Ana de Albánchez, que era moça hermosa, a ésta le vino gana de vesarla. Y sin deçille cosa alguna la vezó. Y espantándose de esto ella, ésta le dixo medio disfraçada por la vergüenza que ésta tenía de decilla que tenía dos sejos. Y la dicha Ana de Albánchez lleuó a ésta a la cama. Y aunque estaua alterada y tenía aquella caveza salida como tiene dicho y se hechó ençima de ella, no la pudo haçer nada más que aquella demostraçión (...). Ésta se fue a un liçenciado Tapia, Zirujano de aquella çiudad, el qual vio a ésta en secreto y la dixo que hera hermafrodito; y con una tieneta que metió, dio a ésta una nabajada más arria del pellejo que auía empeçado a romperse. Y dada la nabajada, salió un miembro de hombre (...). Esta quedó en abtitud de poder tener quenta con muger y boluió a la dicha Ana de Albácnchez y con ella tubo muchas veçes quenta y actos como hombre.
      De Sanlúcar de Barrameda, tras enamorarse el corregidor de su amada pasó a Jerez, siguiendo la práctica de su oficio de sastre. En Jerez, tras distintas riñas, tal vez provocadas por su condición, optó por vestir como hombre, llamándose simplemente Céspedes, dejando su oficio, trabajó como jornalero en la agricultura y como pastor. Sufrió distintas detenciones como sospechosa de monfí (morisco). Tras salir de la cárcel, volvió a vestir de mujer, por orden del corregidor, lo que indica el conocimiento público de su naturaleza sexual. Después vuelve a vestir de hombre y se alistó en las armas reales para combatir a los moriscos sublevados en las Alpujarras y a los moriscos de la Sierra de Ronda, en sustitución de un hidalgo que le abonó su plaza. Tras la guerra, volvió a su oficio de sastre y accedió al título, otorgado por el gremio correspondiente.
      En 1576, pasó a vivir en Madrid y a llamarse Eleno de Céspedes. En la capital del reino trabó amistad con un cirujano valenciano, que lo aceptó en su casa como aprendiz, abandonando así su oficio anterior y dedicándose desde ahora de lleno al nuevo de cirujano, por el mayor beneficio económico que reportaba. Desde 1579, comenzó a ejercer privadamente. Su fama de cirujano fue creciendo y trabajó en el Hospital de la Corte, siendo llamado al Escorial para curar a Vicente Obregón, uno de los maestros de cantería y albañilería de las obras, y allí permaneció dos años. Tras ser acusado de intrusismo por no disponer del título, se presentó a examen y obtuvo la titulación de cirujano y la licencia. Instalado en Madrid, inició relaciones amorosas con una viuda llamada Isabel Ortiz, madre de dos hijos, que tras abandonarla lo denunció, alegando haberle dado promesa incumplida de matrimonio. Desde 1581, trabajó en Cuenca, en La Guardia, en Pinto, Valdemoro, Yepes, Ocaña, Aranjuez y Ciempozuelos. En esta última ciudad caía enfermo en 1586, cuando entablaba relaciones con la hija de la familia que lo hospedaba y tras preparar los esponsales y las amonestaciones ante el vicario de Madrid comenzaron sus problemas, pues algo debió de notar el clérigo para inquirir en él hasta obtener respuesta:...Pero el Vicario (…) la dixo que si era capón y esta respondió que no, que la mirasen y bería como no lo era. A ello le sucedieron distintas revisiones médicas, como la del doctor Francisco Díaz, médico y cirujano de Felipe II que testificaba:
      Que ha visto sus miembros genitales y los márgenes vecinos y a la vista de estos y tocados con las manos, declaraba (…) que él tiene su miembro genital el cual es bastante perfecto con sus testículos formados como cualquier hombre y que en la parte inferior junto al ano tiene una manera de arrugación que a su parecer a la que tocó y vido no tiene semejanza de cosa que pueda presumirse de natura, porque procurándole tocar no pudo ni fue posible allarle perforación alguna de que se pudiese presumir tal cosa y ansí declaró que este es su parecer y la verdad y bajo su juramento, lo firmó con su nombre. Y con la licencia se vino a Cientpozuelos y se desposó con la dicha María del Caño y de allí se vinieron a Yepes donde se casaron y velaron yn facie eclesial (…) y vivió allí en Yepes más de un año haciendo vida maridable con la dicha María del Caño.
      La persecución definitiva la iniciaba el alcalde mayor de Ocaña, Ortega Castro, donde se estableció con su esposa por no haber cirujanos. Fue el alcalde mayor quien dio aviso al corregidor informándole que conocía a Elena, desde que fue auditor del Campo, en la Guerra de Granada: que avía conocido a ésta y que decían que era mujer y otros que decían hera macho y hembra. Con esta acusación, viniendo del alcalde mayor, el corregidor la mandó prender, acusándola de vestir de hombre, sin serlo, casado con mujer. Fue encarcelado y confiscados sus bienes para el procedimiento, habitual en los procesos judiciales.
      Se vio sometido a nueva exploración, en la que abundaron las contradicciones, incluso en uno de los médicos que ahora se certificaba que tenía órganos masculinos, afirmando que no puede entender la causa más de que se entiende que sea alguna ylusión del diablo y que la dicha Elena de Céspedes debe ser hechicera. El tribunal trata de demostrar que Eleno era autor del pecado nefando, por lo que le preguntó que con qué miembro y de qué metal o materia era con lo que conocía a la dicha María del Caño y le hacía entender ser el natural de ombre. Eleno respondió que su miembro era de varón pero que lo había perdido por padecer enfermedad y que por ser cirujano se había curado a sí mismo.
      El proceso pasó de la justicia ordinaria a la Inquisición a petición de un capellán de Ocaña. Se sucedieron nuevos reconocimientos. Una de las pruebas testificales recogida por Maganto Pavón a la comadrona que lo examinó:
      Promovióse juramento a Inés López de la Peña comadre y vecina de la villa, la qual después de haber jurado (...) testificó (...) que la dicha Elena de Céspedes acusada en este proceso, la cual testigo ha visto y mirado juntamente con Mari Gómez e Isabel Martínez, que la dicha es mujer e tiene natura de mujer y se le metió por ella una vela dentro e por cantidad por dicha natura (...) la cual entró premiosa y poco, y con esto esta testigo no entiende que háyanle echado varón a ella. También le vio las tetas y es tan gorda que tiene los pechos grandes conforme al cuerpo, y pezones, los cuales tiene sino de mujer, y tiene el pecho desbaratado en alguna manera[7]. El mismo autor recoge la declaración tomada en Toledo el 13 de agosto de 1587 a los médicos del Santo Oficio de la Fuente y Villalobos y al cirujano Juan Gómez[8]. La declaración de Elena de Céspedes en su propia defensa no deja de ser explícita, sincera y hasta emotiva:
      Porque yo con pacto expreso e tácito de demonio, nunca me fingí hombre para casarme con muger como se me pretende imputar, e lo que pasa es que como en este mundo muchas veces se han visto personas que son andróginos, que por otro nombre se llaman hermafroditos que tienen entrambos sexos, yo también e sido uno de estos y al tiempo que me pretendí casar ni calecía e prevalecía más en el sexo masculino e naturalmente era hombre e tenía todo lo necesario de hombre para poderme casar (…) porque yo naturalmente e sido hombre y mujer y aunque esto sea cosa prodigiosa y rara, que pocas veces se ve, pero no son contra naturaleza os hermafroditos como yo lo he sido.
      Fue condenada en auto público de fe, celebrado en la plaza de Zocodover de Toledo el domingo 18 de diciembre de 1588, adonde salió en forma de penitente con coroza e insignias, que manifestaban su delito; abjuró de leví (comparecencia del inculpado en auto de fe sólo por indicios leves -el menor grado de culpabilidad- en el que se le advertía, reprendía, multaba, desterraba y se azotaba públicamente); le dieron cien azotes por las calles públicas de Toledo y otros cien por las de Ciempozuelos, y fue condenada a diez años de reclusión en un hospital, para que sirviese sin sueldo en las enfermerías. Nada más nos llegó de esta alhameña intersexual.


[1]Como fue habitual en otros casos. En Alhama comprobamos en su momento cómo una mujer acusada de estar amancebada, respondía al Tribunal inquisidor que se la daba igual, que muchas reinas y santas había que habían hecho los mismo.
[2]Boletín Social de Historia de Farmacia, 1973.
[3]En Hermaphrodites and the Medical Invention of Sex, en 1998.
[4]Actas de la Inquisición a Eleno de Céspedes.
[5] Cfr. AHN, Sección Inquisición, leg. 234, exp. 24.
[6]Cfr. Genealogía, Heráldica, Historia y Sociedad. Alhama…, linaje Medina.
 [7] Cfr. Emilio Maganto Pavón, "La intervención… "
 [8] Tras tomarlos juramento en forma de derecho (...) les fueron leydas las confesiones hechas por Elena de Céspedes en este Santo Oficio, después que está presa en él, acerca de decir que a tenido seso de hombre siendo mujer y tiniéndole de tal (...) y avyéndolas leydo e informado acerca desta les mandaron viesen y mirasen a la dicha Elena de Céspedes sus partes vergonzosas y que declaren si es verdad que a tenido y sucede aver tenido seso de hombre como dice los tubo. Con lo que los dichos médicos y cirujano entraron al patio de las cárceles donde fue traída la dicha Elena de Céspedes a la qual vieron y miraron según les fue mandado y volvieron a la audiencia ante los dichos Señores Inquisidores y dijeron como ellos avían visto a la dicha Elena sus partes vergonzosas, la qual es mujer y que nunca fue hermafrodita ni tiene señales de ello, porque ser mujer debe ser claro y demás deso dice que parió y aunque hizo medicina para cegar y apretar que no pareciese natura de mujer, vino al cabo a aparecer y romper sangre del mestruo que era detenido de antes, que es el flujo de sangre que confiesa a ella le vino y que en quanto a lo de los testículos dicen que no ay señal de averlos avido exteriormente, porque si los uviera avido quedara cicatriz aviéndoseles cortado o cauterizado, o el pellejo donde aparecieran averle salido y que ninguna cosa desto ay en la dicha Elena de Céspedes, y que si en algún tiempo los hubiera tenido se viera por las señales que tiene, y que aunque es verdad que los hermafroditas tienen testículos, son ynteriores, de manera que no se pueden ver ni sentir por de fuera, y en quanto a esto dicen que es embuste decir que los tubo fuera. Y en lo que dice la dicha Elena de aber tenido berga de hombre con que dice tratava con otras mujeres, dijeron que aunque es verdad que pudo crecerle lo que llaman nimphe o pudendum que les nace a algunas mujeres en la matriz, pero que esta no lo tiene ni señal de averla tenido y aunque la tuviera no pudiera salir fuera ni tener fuerza para hacer lo que la dicha Elena de Céspedes dice acía, por donde parece claramente ser embuste. Y en quanto dice que para hacerle salir el miembro de hombre que dice tubo la rompieron un pellejo, que es falso, porque aunque tuviera dicha nimphe que es a manera de berga de hombre que se afloja e inyesta con la pasión natural que les viene a las mujeres que la tienen, hera imposible salir por donde dice la dicha Elena de Céspedes, y no tiene señal de aver avido herida para hacerla que saliese ni cicatriz dello, por donde también se ve ser embuste y que si oviera de aver cicatriz donde dice benía el dicho miembro de hombre avía de ser sobre el empeyne, que es la posición donde nace el miembro viril a las mujeres hermafroditas, como todos los médicos y cirujanos dicen. Y ansí les parece que en quanto a esto que es embuste, porque ni le nació ni tiene cicatrices como las tuviera si le naciera y hubiera cortado como ella dice. Y que en quanto a la polución que dice tener, que esto pudiera ser una humedad que suele salir de la madre naturalmente como a todas las demás mujeres en el tiempo que tienen aceso y delectación con varón y que ansí, si este caía en el baso de las otras mujeres con quien trataba pudiera engañarlas. Y ansí por esto y por aver visto a la dicha Elena de Céspedes como la han visto este día ante mí el presidente y secretario y mirándola muy particularmente la natura y las demás partes circunvecinas de mujer, dicen que la dicha Elena de Céspedes nació y es mujer y que como tal tiene todas las señales de mujer y que nunca ha sido hermafrodito ni en buena medicina puede ser que lo aya sido, ni tenido miembro de hombre y así les parece que todos los actos que como hombre dice que hizo, fue con algunos artificios como otras burladoras han hecho con baldreses y otras cosas como se han visto y que es embuste y no cosa natural, que el artificio con que hizo el dicho embuste y engañó a las mujeres y estas no lo sabían, que ella lo dirá, y que esto es lo que como médicos pueden juzgar debajo del juramento que tienen hecho y lo firmaron de su nombre.