lunes, 25 de junio de 2018

El mayorazgo de los cortijos del Turro y los Briceño (1589-1695). Salvador Raya Retamero


        El mayorazgo de los cortijos del Turro y los Briceño (1589-1695).Los cortijos del Turro fueron enajenados tras la venta de bienes de los moriscos y el proceso de enajenación de baldíos de la Corona, en época de Felipe II, donde tiene su origen la población, cuando pasó a la familia Briceño.
      El linaje Briceño es oriundo de Zamora, de la población de Benavente, venido a Granada, tras la Reconquista, con Jerónimo Briceño, alcalde de corte y oidor de la Real Chancillería, miembro del Consejo Real y asistente de Sevilla en 1536. Casó con la jienense Isabel Osorio de Mendoza, hija de Alonso Vélez de Mendoza, regidor de Granada y alguacil mayor de Jaén. Ambos fueron padres de Jerónimo, Cristóbal e Íñigo y fundaron el mayorazgo, que pasó a su hijo mayor Jerónimo Briceño de Mendoza (1529- 1590), que casó con Micaela de la Cueva, hija del capitán almeriense Jerónimo de la Cueva, avecindándose en Almería. Acrecentó Jerónimo el mayorazgo, en 1589, el año antes de su muerte, con numerosos bienes libres, en Granada y provincia y en Almería, con los bienes de su mujer, adquiriendo gran parte en las ventas de los bienes de los moriscos, tras la finalización de la rebelión de las Alpujarras, como de las ventas de baldíos por la Corona, por lo que, en 1588, intentó crear un pequeño señorío, tras la adquisición de la jurisdicción de tres cortijos, contiguos, adquiridos en una subasta de bienes de moriscos en el Temple y Alhama, los cortijos del Turro. El mayorazgo se conformaba por: 8 casas en Granada y 1 en Almería, su residencia, situada junto a la plaza del Juego de Cañas (Plaza Vieja o de la Constitución), 3 casas-tienda y 12 tiendas ubicadas en el Zacatín y la Alcaicería de Granada, 10 cortijos con 5.899 fanegas y 35 casas en los términos de Granada, Loja, Alhama, Íllora y Alcalá la Real, 24 huertas con varios cientos de tahúllas repartidas entre el campo de Almería y lugares del bajo Andarax, con sus casas de labor; un ingenio de azúcar en el campo de Almería; 6.389.297,5 maravedíes, entre censos perpetuos, abiertos y juros, que rentaban anualmente 456.375,5 maravedís.
     Descendiente del anterior, en 1627, don Íñigo Briceño de la Cueva, en Alicún de Ortega, fundó obra pía en un cortijo del término y adquirió los baños medievales, en la actualidad, pertenecientes al término de Villanueva de las Torres, aunque no tardó en enajenarlos. No
se trata, pues, de un linaje propio de Alhama sino advene­dizo, cuya presencia -como vemos- la documentamos a raíz de la enajenación de bienes que realizó la Corona a finales del siglo XVI.
Armas de Briceño,
Dibujo de Ruz Márquez.

      El 1 de enero de 1588, Felipe II creó el oficio de alférez mayor, para don Iñigo Briceño de la Cueva, por lo que, el 29 del mismo, se vendía el título de alférez mayor perpetuo, por 1.500 duca­dos, obligándose al pago su padre Jerónimo Briceño de Mendoza, gentil hombre del rey. El 21 de octubre de 1588, don Jerónimo Briceño reconocía las prerrogativas del oficio, al haberlo obte­nido del rey con el privilegio de gozar del primer voto y asiento en el cabildo y demás prerrogati­vas, tradicio­nalmente anejas al mismo, y autorizaba a su hijo Cristóbal Briceño, a efectuar el pago correspondiente. El oficio de alférez mayor, creado para don Íñigo de Briceño, en 1588, pasó, a don Juan Barrio­nuevo, por lo que apenas una decena de años mantuvo la familia su presencia en el Concejo de Alhama.
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