Dos aspectos se han de desglosar en la impronta
artística de Alhama. Por una parte, la secuenciación litográfica que desde el
siglo XVI recoge diversas vistas o perspectivas de la ciudad. Por otra, y
diríamos, más importante, la ininterrumpida secuencia artística que presenta
Alhama, no ya sólo en el período de tiempo que nos ocupa (donde hallamos las
huellas de los musulmanes, el estilo Mudéjar, el Gótico, Renacentista,
Manierista y Barroco), sino la continuidad que podemos contemplar desde el Paleolítico
Medio hasta nuestros días.
Varias
son las ilustraciones de Alhama en la Edad Moderna. Dos de ellas aluden a una
vista panorámica de la ciudad en el siglo XVI; las demás corresponden al siglo
XVIII.
Ya vimos cómo la
fortaleza alhameña definió tanto a la población que fue el elemento principal
del escudo de la población. Su carácter inexpugnable se acrecentó con las escalas,
rememoradoras del asalto castellano de la plaza. Las escalas del escudo de
Alhama se encuentran distribuidas en los flancos diestro, siniestro y en punta
presenta tres escalas de asalto,
que vendrían a significar o representar la táctica militar empleada para la
toma de la plaza, el asalto mediante el cuerpo de escaladores, iniciado por
Ortega de Prado, que fuera seguido por algunos más, hazaña ésta resaltada
sobremanera por la Historiografía de todas las épocas, cantada por el Romancero
hasta el Romanticismo e inmortalizada en la sillería del coro de la catedral de Toledo, en el que el
nudo de la composición lo constituye el asalto aguerrido a la fortaleza. Allí
se observa cómo al lado derecho de la puerta, un escalador asciende con hacha
de asalto por una escalera, al mismo tiempo que es repelido por dos moros
viejos, atacando uno de ellos con una piedra gruesa. Al lado izquierdo de la
puerta, otra escala, en la que un soldado cristiano –arriba– ha sido muerto
por la lanza de un moro, y otro es atacado con alfanje, al mismo tiempo que se
defiende con una adarga. En una tercera escala, los cristianos han conseguido
hacerse dueños del castillo, enarbolando uno una bandera y portando otro la
Cruz.
Este grabado, evidenció Carriazo, respondía a una
finalidad difusora de los acontecimientos de la guerra de Granada; pero en
modo alguno se puede considerar distante de la realidad histórica; por el
contrario, refleja unos hechos que, a falta del cine, ilustran perfectamente
aquel episodio bélico. El asalto a la plaza mediante escaladores, así como los
intentos de recuperarla con el mismo sistema deja fuera de dudas la
historicidad de lo representado en el relieve; no menos que cualquier pintura
conmemorativa en todas las épocas. Son numerosas y significativas las alusiones
que los cronistas hacen a las escalas como elemento decisivo de asalto en la
toma de Alhama y en los intentos de recuperarla. Así lo expresaba Pulgar: Con
la rauia que los moros tenían por la pérdida de aquella çibdad, porque estaua
casy en el medio de su reyno, a fin de la recobrar, llegauan al muro, e ponían
las escalas por todas partes, e subían por ellas yndiscretamente. De manera que
en estos combates ni guardaban ora ni atendían pertrechos, a todas horas, e
con qualesquier defensas, llegauan al muro, pensando que la grande muchedumbre
dellos, llegando por muchas partes, confundirían a los cristianos e los
vençerían. Se
procuraba incesantemente el asalto de sus murallas. Así se intentó en alguna
ocasión cuando se escalaron sus muros por la parte más alta y de más difícil
acceso: Puestas las escalas subieron los moros, a gran peligro, e fallaron
una vela durmiendo, e matáronla. Otra fue a grandes voces a las otras partes
donde combatían, diziendo como la çibdad por aquella parte era entrada de los
moros. E antes que los cristianos socorriesen, ya estauan dentro de la cibdad
fasta setenta moros bien armados, con los quales los cristianos començaron a
pelear por tres partes. E otros fueron al lugar por donde los moros subían por
la escalas, a las defender la subida, e pelearon con ellos, e fiziéronlos
retraer; e algunos desçendían por las escalas do avían subido, e a otros algunos
façían saltar por las peñas abaxo. E defendieron los cristianos aquel lugar por
donde los moros subían, de manera que no pudieron subir más.
En esta línea, Bernáldez, al hablar de los cercos de Alhama, dice: mandóle
dar combate por todas partes e llegaron los moros con las escalas hasta los
muros e combatían muy bárbaramente osando morir; en otro momento escribe: e
túbola cercada cinco días, en los cuales la combatió muy fuertemente e fizo
tirar con una gruesa lombarda tres tiros, e entraron los moros por una escala
que de ante noche habían puesto en un lugar pequeño de unas peñas e buelta del
adarve.Véase La imagen de una ciudad en la Literatura y el Arte: Alhama. Del Romancero al Realismo. En el Grabado, el Dibujo, Pintura, Escultura y Fotografía. La imagen de una ciudad en la Literatura y el Arte: Alhama. Del Romancero al Realismo.
En el Grabado, el
Dibujo, pintura,
Escultura y Fotografía. Segunda edición aumentada. pp. 291 ss.
http://historiareinodegranadaalhama.blogspot.com.es/2015/06/la-imagen-de-una-ciudad-en-la.html
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